Me encanta ser optimista. Y es muy fácil: sólo tienes que centrarte en lo mejor que sucede en tu vida. Puede que lo mejor sea simplemente que no llueve, pero si eso te pone contento, ¡estarás positivo para muchas otras cosas! Una amiga mía me dijo que el truco está en no esperar nada. Eso sí que me parece difícil. Pero disfrutar las pequeñas cosas que me pasan me hace estar mucho más contento y relacionarme con todo con una energía mucho más interesante. Hace tiempo le habría dado las gracias a Dios. Ahora se las doy a un ser o energía o qué sé yo indeterminado al que normalmente llamo “Papi”. Papi me mantiene vivo, me rodea de gente increíble y buena y me da salud para continuar día a día. Y trabajo. Le doy muchas gracias a Papi por trabajar tanto. Seguro que hay gente que piensa que tener un segundo trabajo en el catering puede ser degradante porque estás sirviendo a otra gente, o que es muy duro, o que no es bastante interesante o… la gente negativa siempre sacará a la luz la peor parte. Por eso yo elijo quedarme con la mejor y pensar en los amigos que hago trabajando allí, la gente tan guay que conozco y los lugares tan increíbles en los que tengo la oportunidad de trabajar.
Especialmente eso, los espacios en los que trabajamos son realmente preciosos y a veces están llenos de arte. Esta última semana, he tenido dos turnos muy especiales. No por los eventos en sí, ni por los edificios, ni por la gente, sino por las obras de arte que nos rodeaban. Dos de ellas captaron mi atención soberanamente y jugaron con mis sentidos, haciéndome disfrutar como un enano. La primera fue un cuadro en 3D y con movimiento, de Patrick Hughes (agradezco al dueño que me permitiera grabarlo y respeto su deseo de no acreditarle). Las obras de Hughes juegan con la perspectiva hasta el punto de volverte medio loco; pusimos la barra justo delante del cuadro y, como la gente no podía llegar al lugar desde donde el truco es evidente, todos se maravillaban. Resultado: como no puedo tener uno en casa, ¡qué guay que pude disfrutarlo esa tarde! Haz click en los vídeos si quieres disfrutarlo tú también.
La segunda pieza estaba expuesta en The Photographers Gallery de Londres. El autor la ha creado de modo que tienes totalmente la sensación, un rato largo, de que la montaña ha ido creciendo hasta llegar al techo… y entonces te das cuenta de que las montañas no funcionan como los árboles. La luz que tiene y el B/N le añaden puntos para hacer de ella una obra espectacular.
Nicolas Feldmeyer – “After all”, 2012
Así que ya ves: es todo cuestión de perspectiva. Busca la que te ayude a verlo todo genial y te ponga content@. ¡La vida es muchísimo mejor!